El estudio surgió tras un requerimiento y trabajo conjunto con la ONG “Memoria Abierta”. Los resultados fueron presentados al Poder Judicial de la Nación.
En el marco del 24 de marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, cabe destacar la importancia de poner la ciencia a disposición de las necesidades vinculadas a los derechos humanos, para buscar la verdad sobre los delitos de lesa humanidad y mantener presente la memoria colectiva. En ese sentido, la conservación de los espacios donde alguna vez existieron centros clandestinos de detención tiene una fuerte significación histórica y social.
El aporte del trabajo arqueológico reside en el descubrimiento, la conservación de las estructuras, la sistematización de los componentes y artefactos de esos espacios y la puesta en valor de los mismos para que puedan ser visitados por el público en pos de conservar la memoria y transmitirla de generación en generación.
Asimismo, es una tarea que permite brindar información relevante en los procesos judiciales enmarcados en los delitos de lesa humanidad.
Con estos objetivos, arqueólogos del Conicet Bahía Blanca, que integran el equipo de arqueología de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y representantes de Memoria Abierta, comenzaron las tareas de relevamiento y análisis en el área de la Séptima Batería de la Base de Infantería de Marina -ubicada en la localidad de Punta Alta, partido de Coronel Rosales, provincia de Buenos Aires- un sitio que, durante la última dictadura cívico-militar, funcionó como un centro clandestino de detención.
El grupo organizó las tareas desde tres líneas de trabajo confluentes: una vinculada al registro testimonial de víctimas sobrevivientes, otra a la prospección y relevamiento arqueológico de las estructuras en campo y otra a la reconstrucción arquitectónica de la estructura excavada.
Los investigadores de CONICET, Romina Frontini y Rodrigo Vecchi, realizaron las tareas arqueológicas del peritaje. Otra línea estuvo a cargo de Alejandra Pupio y Cecilia Simón, del área de Arqueología, Historia de los Indígenas y Antropología del Departamento de Humanidades de la UNS, quienes realizaron el relevamiento documental a partir de la palabra de las víctimas y las descripciones que estas realizaron sobre los aspectos materiales del lugar de detención. En tanto, los integrantes de Memoria abierta, Gonzalo Conte y Federico Houllé, participaron como encargados de la coordinación general y la reconstrucción arquitectónica de la estructura excavada. A ellos se sumó el Agrimensor Mauro Vecchi, quien realizó el relevamiento planimétrico y distribucional del área de la VII Batería.
“La Séptima Batería es un complejo de edificios compuesto por la batería propiamente dicha (construida en 1897) y dos construcciones de mediados del siglo XX: un recinto de gran tamaño compuesto de habitaciones, comedor diario, cocina y baños, y una vivienda. Este conjunto se encuentra a unos 400 metros de la costa del estuario de Bahía Blanca, rodeado por un monte de eucaliptus de unas 20 hectáreas”, describe Rodrigo Vecchi y agrega: “En la actualidad el lugar presenta un alto grado de deterioro y un completo abandono, ya que la casa fue afectada por el fuego, el edificio lindante se encuentra sin techos y sin la mayor parte de las aberturas y la batería con grandes rajaduras en algunos sectores, que afectan su estructura de manera notable”.
Según explica Frontini, las tareas de peritaje tuvieron diferentes etapas, primero se realizaron visitas preliminares al predio para conocer el espacio, delinear la metodología de trabajo campo y generar información de base para planificar el desarrollo de las diferentes actividades.
“El trabajo de relevamiento arqueológico consistió en la observación, medición, mapeo y registro fotográfico de cada recinto de la Séptima Batería y sus unidades estratigráficas, es decir, muros, techo y piso, considerando tanto sus características morfométricas como sus componentes, describiendo así elementos originales como los incorporados en las sucesivas modificaciones, tales como muros adosados, tapias, capas sucesivas de pintura, marcas y escrituras, etc.”, especifica la investigadora.
En total el peritaje se realizó sobre 54 unidades estratigráficas junto con el patio interior y sectores circundantes, sumando un total de 909 m2 interiores, 8 m2 exteriores y 87m2 del sector del patio. A su vez se relevaron los restos materiales que se hallaron dentro de los diferentes recintos, información que fue posteriormente analizada en laboratorio, organizada y sintetizada.
El informe pericial, que incluye los resultados y conclusiones de las tres líneas de abordaje de manera integrada, fue presentado a la Secretaría de Derechos Humanos del Juzgado Federal N°1 de Bahía Blanca.
“Asumimos el rol de peritos oficiales y trabajamos de manera colaborativa, junto a Memoria Abierta, una ONG que nuclea a distintas organizaciones de derechos humanos que desde hace décadas luchan por la búsqueda de la verdad y la justicia y contribuyen a la construcción de archivos y visibilización de centros clandestinos de detención para conservar la memoria”, destaca Vecchi.
El arqueólogo señala que el proyecto y su desarrollo fue posible gracias a la articulación de diversos actores y su compromiso en torno al proceso de Memoria, Verdad y Justicia. “Nuestro trabajo es apenas un aporte en ese proceso, pero que nos permite realizar un pequeño retorno a la sociedad, utilizando las facultades científicas y técnicas de las que dispone el Estado en favor de la memoria y la reparación histórica” concluye.
En el año 2010, Rodrigo Vecchi y Romina Frontini formaron parte del equipo científico que realizo la excavación arqueológica del Centro Clandestino de Detención “La Escuelita”, en el V° Cuerpo de Ejército, en Bahía Blanca.
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