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El boletin electrónico del CONICET Bahía Blanca da la bienvenida a contribuciones de su personal para sus diferentes secciones. Los artículos y notas que aparecen en el boletín representan la opinión de los autores y no necesariamente la política del CONICET Bahía Blanca. En cuanto al derecho de autor, los artículos en su totalidad o parcialmente no podrán ser reproducidos por terceros sin previa autorización del autor/ autores.


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Explotación de las aguas subterráneas para suplementar el abastecimiento a la ciudad de Bahía Blanca y zonas de influencia

Del total de las aguas del planeta, el 97,6% son aguas saladas de los océanos; los hielos polares representan un 1,9%; el agua subterránea, el 0,5%; el agua dulce de los lagos, ríos y arroyos solamente el 0,009% y el agua salada de los lagos el 0,008%. El pequeño porcentaje restante se distribuye como humedad del suelo y vapor de agua en la atmósfera. De lo expuesto se desprende que, por volumen, calidad química, disponibilidad y posibilidades de aprovechamiento, el agua subterránea constituye, hoy en día, el recurso hídrico más importante del planeta para abastecimiento humano.

Las aguas subterráneas forman parte del ciclo hidrológico y son una fracción del agua de lluvia que se infiltra en el suelo, lo saturan y recargan a los niveles saturados en profundidad. El agua subterránea forma un sistema generalmente continuo compuesto por el material del terreno (gravas, arenas, limos, arcillas y sus mezclas) y sus espacios porosos llenos de agua, denominándose genéricamente al conjunto, zona saturada. Los niveles de la zona saturada de mayor permeabilidad y que permiten extraer fácilmente el agua reciben el nombre de acuíferos.

Tanto el agua superficial de ríos o arroyos como el agua subterránea descargan en lagunas y mares de donde vuelven a la atmósfera mediante la evaporación, cerrando el ciclo hidrológico. La diferencia entre los caminos que sigue el agua superficial y el agua subterránea radica en que, mientras la primera circula libremente por la superficie de la tierra en forma de cursos con velocidades del orden de los kilómetros por día, las aguas subterráneas lo hacen lentamente a través de los poros de las rocas con velocidades, en el mejor de los casos, de metros por día aunque normalmente es del orden de los centímetros por día. Este aspecto permite predecir con suficiente anticipación la velocidad de avance de una pluma contaminante. Por otra parte, la profundidad a la que se encuentra el agua subterránea y el material que está por encima de ella (zona no saturada) la hacen menos vulnerable a la contaminación.

La acción del hombre va introduciendo cambios importantes en el ciclo hidrológico de algunas regiones. Por ejemplo, la deforestación reduce la tasa de transpiración diaria de las plantas o la construcción de embalses, que aumenta la superficie de evaporación del agua en los lagos artificiales.

El agua subterránea en la República Argentina

El 70% de la Argentina posee un clima árido y semiárido con déficit hídricos y consecuentemente escasos recursos superficiales. El 30% restante posee clima húmedo con excesos hídricos, muchas veces estacionales y de calidad variable. En ambos casos, especialmente en las zonas áridas, los recursos hídricos subterráneos adquieren una relevante importancia en la provisión de agua para consumo humano y riego.

Las reservas de agua subterránea de todas las cuencas estudiadas en la Argentina alcanzan a 1,5 millones de Hm3. Existen más de 60.000 pozos de explotación de aguas subterráneas realizados por el estado (nacional, provincial y municipal) y más de 300.000 realizados por particulares especialmente para el riego y la industria, esto hace un total de unos 360.000 pozos, es decir casi un pozo por cada 100 habitantes.

Aproximadamente el 50% de la población de la República Argentina se abastece de agua subterránea, principalmente las zonas rurales aunque también lo hacen conglomerados urbanos como el conurbano bonaerense, parte de la ciudad de La Plata, Mar del Plata, etc.

El agua subterránea en la Provincia de Buenos Aires

La provincia de Buenos Aires se caracteriza, por ser parte de una vasta llanura que ocupa aproximadamente unos 270.000 km2 y en donde habitan un tercio de la población del país.

Los únicos accidentes geográficos notables de la llanura son los cordones serranos de Tandil y Ventana que ocupan alrededor del 10% de la superficie del territorio. Las mayores pendientes se encuentran en las zonas de las sierras y en el resto de la provincia domina una topografía extremadamente plana, con pendientes del orden de uno por mil, y escasa altura con respecto al nivel del mar. Esta característica hace que el agua de lluvia tenga pocas posibilidades de circular por la superficie del terreno por lo que la mayor parte del agua precipitada vuelve a la atmósfera mediante la evaporación y la transpiración de las plantas y otra parte se infiltra en el suelo y recarga los acuíferos.

En los períodos lluviosos, los excesos de agua alimentan los acuíferos produciendo un ascenso del nivel de las aguas subterráneas el cual en muchas ocasiones aflora a nivel de suelo produciendo grandes lagunas superficiales que son características de las fuertes inundaciones de carácter semipermanente que han afectado, en numerosas oportunidades, a nuestra provincia.

De lo anteriormente expuesto se desprende que la Provincia de Buenos Aires contiene en el subsuelo una enorme cantidad de acuíferos o, como ya se mencionará, niveles de agua subterránea factibles de explotar.

El agua subterránea en la región de Bahía Blanca

En la zona de Bahía Blanca se pueden distinguir tres acuíferos principales.
  1. El acuífero profundo o Sistema Hidrotermal Profundo de Bahía Blanca (SHP).

    Tiene una extensión continental de 3.000 km2 y  ha sido también detectado en los partidos vecinos de Cnel. Rosales, Villarino y Patagones. El descubrimiento de este acuífero tuvo lugar en 1912, cuando la ex Dirección General de Minas y Geología perforó el pozo Argerich, el primero de los más de 75 ejecutados hasta hoy en la región del sur bonaerense.

    Se ubica a una profundidad de aproximadamente 650 metros. Se caracteriza por contener aguas termales (con temperaturas entre 50 y 60°C) y surgentes de muy buena calidad, propiedades que las hacen comercializable como “aguas minerales”. Hasta el final de la década de 1960, la ciudad de Bahía Blanca se abastecía con el agua proveniente de 25 perforaciones del SHP pero con la construcción del dique Paso de las Piedras, en su gran mayoría fueron reemplazadas.  Los caudales iniciales de surgencia medidos en algunas obras de captación alcanzaron valores muy elevados, como por ejemplo el de la Lanera Patagonia, con 350 m3/h. Sin embargo, esta productividad  ha decaído notablemente en el tiempo para equilibrarse en un  caudal medio de 50 m3/h.
  2. Acuífero intermedio.

    Se aloja a una profundidad de unos 200 metros, el agua se encuentra saturando los poros de arenas de grano fino y muy fino. Sus aguas tienen una temperatura de alrededor de 30°C y en algunos lugares son surgentes. Pero poseen  un contenido de sales algo elevado que restringen su utilización para el llenado de piletas de natación y el lavado de instalaciones o el uso sanitario en algunas industrias.
  3. Acuífero freático

    Se encuentra a escasos metros de profundidad en la ciudad de Bahía Blanca (de 2,5 a 10 metros), más profundo en la zona norte (entre 40 y 50 metros) y a profundidades intermedias hacia la zona pedemontana de las Sierras de la Ventana. Sus aguas se encuentran saturando materiales constituidos por arenas y limos y conforman el nivel freático de la región.

    Desde el punto de la calidad química de las aguas subterráneas, las situadas en la zona urbana de Bahía Blanca son de mala calidad pues, además de estar naturalmente salinizadas, están contaminadas por vertidos de pozos ciegos, y, en algunos sectores, con combustible proveniente de roturas de tanques subterráneos de estaciones de servicio, por lo que no pueden utilizarse para la bebida humana.

    Sin embargo, y en contraste con esta situación, en las cercanías de las sierras se encuentran acuíferos con aguas de excelente calidad química para abastecimiento humano.

Posibilidades de explotación del recurso hídrico subterráneo en la región

Durante los primeros tiempos, la ciudad de Bahía Blanca comenzó abasteciéndose del agua del arroyo Napostá Grande, hasta que a principios de siglo se constituye la Compañía de Aguas Corrientes de Bahía Blanca, la cual puso en funcionamiento una toma de agua en el río Sauce Grande, a la altura de Saldungaray, con transporte mediante un acueducto hasta la ciudad. A los efectos de suplementar la provisión de agua, conforme al crecimiento poblacional de la ciudad, durante la década del 50 se perforaron unos 18 pozos en el acuífero profundo de Bahía Blanca que suministraban agua termal a la población. Actualmente algunas industrias ubicadas en Bahía Blanca e Ing. White continúan cubriendo sus necesidades de agua a partir de la explotación del SHP.

A fines de la década del 50 se decidió la construcción de un dique y acueducto desde Paso de las Piedras y paralelamente se construyó una toma adicional sobre el arroyo Napostá Grande a la altura del Paraje Los Mirasoles.

En 1978 se inauguró el Dique y el Acueducto Paso de las Piedras sobre el río Sauce Grande que reemplazó a las obras preexistentes y que constituye el actual servicio de agua potable a la ciudad.

Conforme al crecimiento demográfico de la ciudad y a la demanda de agua se prevé que el Dique y el Acueducto Paso de las Piedras verán superada su máxima capacidad en las próximas décadas. En tal sentido en el año 1990 la ex-AGOSBA, junto con la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires y la Universidad Nacional del Sur, comenzaron los estudios para la búsqueda de fuentes alternativas de agua para abastecimiento de la ciudad para los próximos 50 años. Como resultado de los mencionados estudios se decidió, en primer término, planificar la explotación de aguas subterráneas del acuífero freático prescindiendo del tradicional acuífero profundo de Bahía Blanca pues, en función del volumen de agua requerido, la obra debería contemplar la construcción de una gran cantidad de pozos profundos lo que hacía muy costoso el proyecto. El lugar seleccionado para la extracción de agua subterránea se sitúa en el sector del pie occidental de las sierras de La Ventana en donde se prevé la ejecución de un conjunto de pozos someros (profundidad media 120 m). El acuífero,contiene agua de muy buena calidad alojada en los poros de sedimentos arenosos pardo-rojizos, conocidos como loess pampeano.

A principios del 2000, este proyecto fue retomado por la empresa Azurix, por entonces concesionaria del servicio de agua potable a Bahía Blanca, y desarrollado hasta la etapa de factibilidad. A tal fin se firmaron convenios con el grupo de investigaciones hidrogeológicas del Departamento de Geología de la UNS quienes llevaron a cabo los estudios pertinentes, alcanzándose a perforar seis pozos exploratorios de 120 metros de profundidad en las cercanías de la localidad de Cabildo, los que erogaron caudales superiores a los 100 m3/hora de agua subterránea de muy buena calidad química para abastecimiento humano. Por su parte, la empresa también perforó una serie de pozos en el Bajo San José, algo al norte de la zona anterior y dentro del valle medio del Río Sauce Grande, también con excelentes resultados.

El proyecto global contemplaba inicialmente la construcción de una batería de 48 pozos, los que deberían conectarse a un nuevo acueducto paralelo al existente desde Paso de las Piedras hasta el Barrio Patagonia para suplementar el servicio de agua potable a Bahía Blanca y Punta Alta. Lo siguiente es historia reciente conocida: le fue rescindido el contrato a la empresa Azurix y el proyecto se encuentra en una nueva etapa de reconsideración por parte de las autoridades dedicadas a la gestión y planificación hidrológica de la región.

Dr. A. Guillermo Bonorino, Dr. Jorge C. Carrica y Lic. Daniela Lafont
INGEOSUR-Departamento de Geología, U.N.S.

 

 
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